El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) informó que el récord mundial de consumo de Coca Cola lo tiene el estado de Chiapas, en el sur de la República Mexicana.

El Conacyt se basó en un estudio que mostró cifras impactantes, como que el consumo medio por persona en este estado del sur de México es cinco veces superior al del resto del país y 32 veces más que el promedio mundial.

“Es el epicentro de la epidemia de consumo de refrescos”, dijo el doctor Marcos Arana, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de la Nutrición Salvador Zubirán, a BBC Mundo.

BBC Mundo también preguntó a la ANPRAC por las cifras de este estudio, pero no obtuvo respuesta antes de la publicación de este artículo.

De lo que no hay duda es de que los refrescos forman parte esencial de la vida cotidiana en Los Altos de Chiapas, donde la mayoría de su población es indígena y rural.

Coca-Cola tiene una planta embotelladora en el municipio de San Cristóbal de las Casas, por lo que el consumo de esta marca es aplastantemente mayoritario respecto a la competencia ya desde temprana edad de la población.

“Al 3% de niños menores de seis meses, sus madres les dan Coca-Cola, en un momento que sólo deben tomar leche materna”, indicó Arana, como parte de unas conclusiones a las que llegó en una investigación realizada en 2016.

Organizaciones locales como el Centro de Capacitación en Ecología y Salud para Campesinos (CCESC), que Arana dirige, apuntaron como causas de este consumo desmedido a las “agresivas” prácticas comerciales de las refresqueras y el fácil acceso de sus productos en la zona.

“Coca-Cola es el producto más disponible en Los Altos, uno tiene que caminar más distancia para comprar tortillas o cualquier otra cosa. La cantidad de puntos de venta es excesiva, sin ningún control, y con precios reducidos hasta el 30%”, señaló Arana.

“La disponibilidad y publicidad de algo tan barato es tan grande y omnipresente en Chiapas ante poblaciones vulnerables que han creado una adicción que se ve como necesidad”, afirmó.

Arana aseguró que la rutina de los habitantes de esta zona es desayunar café y llevarse “dos o tres litros de Coca-Cola” al campo para tomar a la hora de la comida.

 

Por Staff

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