La organización Amnistía Internacional denunció este jueves que el ataque perpetrado el 16 de marzo por las fuerzas rusas contra el teatro de la ciudad de Mariúpol (sureste), supuso “un claro crimen de guerra” que se saldó con la muerte de al menos una decena de personas.
En su informe ‘Children: El ataque contra el Teatro Dramático Regional de Donetsk en Mariúpol, Ucrania’, documenta cómo el ataque fue probablemente llevado a cabo de forma deliberada a pesar de saber que cientos de civiles se refugiaban en las instalaciones.
“Después de meses de rigurosa investigación, análisis de imágenes de satélite y entrevistas con decenas de testigos, llegamos a la conclusión de que el ataque fue un claro crimen de guerra cometido por fuerzas rusas“, afirmó la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard.
Así, apuntó que “muchas personas resultaron heridas o perdieron la vida en este despiadado ataque” y subrayó que “es probable que sus muertes fueran causadas por el ataque deliberado de fuerzas rusas contra civiles ucranianos”.
“El Tribunal Penal Internacional (TPI) y todas las demás instancias que tienen competencia en materia de crímenes cometidos durante este conflicto deben investigar este ataque como crimen de guerra. Todos los responsables deben rendir cuentas por causar tanta muerte y destrucción”, indicó Callamard.
En este sentido, afirmó que “por aire y por tierra, las fuerzas rusas llevaron a cabo en Ucrania una matanza de civiles bien documentada y deliberada”. Así, añadió que “es necesario realizar con urgencia investigaciones exhaustivas para hacer rendir cuentas a los autores de tales actos por las graves lesiones y pérdidas de vidas de civiles que han causado, así como por los enormes daños causados a infraestructuras civiles”.
Asimismo, destacó que las aeronaves que con mayor probabilidad llevaron a cabo el ataque fueron aviones de combate como el Su-25, el Su-30 o el Su-34, al tiempo que señaló en que las pesquisas permitieron concluir que el ataque aéreo es la explicación más verosímil para el suceso.
Amnistía Internacional además apuntó que el teatro de Mariúpol se convirtió en una zona segura para la población que intentaba huir de los combates y agregó que, además, era un centro de distribución de medicina, agua y alimentos y un punto de encuentro para las personas que esperaban a ser evacuadas por corredores humanitarios.